Solía guardar rayos de luz en su mochila y dando a entender que no los necesitaba para él, un día los sacó uno por uno para dar claridad al mundo.
Así, él, se quedó a oscuras, maldiciéndose a si mismo y preguntándose por que no se había quedado al menos un rayo para él ¿por qué pensó que no necesitaba ninguno? ahora estaba destinado a vivir a oscuras, sin nada que ofrecer ni nada que ver. Se olvidaba al darlos, que sin ellos no era nada, por que nadie lo podría ver ya nunca.
Pero el tiempo pasó, y poco a poco se acostumbró a lo que era no ser visto, a estar solo y ya nunca volvió a ser el mismo.
Y los rayos, aunque lo echaban de menos, lo insultaban con rencor.
és curiós, quan ho he llegit he tingut la sensació d'haver llegit algo semblant! m'agrada! Jordi?
ResponEliminasuposo que núria. el Jordi (o sea Jo) no ha estat aquest cop
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