divendres, 24 de setembre del 2010

proyecto: ser humano

Él avanzaba con convicción hacia un objetivo fijo
y toda elección y acto pasaba por ese filtro.
Eso le hacía sentir solo y a veces perdido
pero no pensaba desistir por no pasar un mal rato.


Él cumplía con un estricto código moral
que reflejaba a cada paso una faceta muy humana,
en cierto modo su objetivo tenía como
punto de partida y meta final esa conciencia al actuar.


Eso es lo que debía sostener las relaciones entre las personas
y no unos intereses individuales que se diluían en el tiempo.
No pretendía que todo el mundo actuara como él,
si no que cada uno cumpliera su responsabilidad con el mundo.


Esa responsabilidad no correspondía con la que cuentan los padres,
como estudiar, trabajar o dar de comer a una familia,
almenos no del mismo modo, pues no creía que se debiera cerrar
la puerta de casa a lo que sucedía en la calle.


Además de tomar conciencia, de poco servía ese conocimiento
si no se conseguía de un modo u otro actuar al respecto,
porque ya basta de entender la sociedad como algo estático
de que prescindimos de poder para llegar a cambiar.


La vida se levantaba con él cada mañana y le pedía que no tirara la toalla,
que luchaba por una causa justa que alimentaba todo lo que representaba:
el abrazo, la sonrisa, la lágrima, el cantar, el soñar, el crear...
y en cada movimiento que diera obtendría su recompensa.



Jordi

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